viernes, 9 de abril de 2010

De poetas, leones y ciudades

Gelman escribió en un poema unos versos que recuerdo así: "al que extraño es al viejo león del zoo", extrañaba sentarse a tomar un café con él, en algún barcito de París, mientras le contaba cómo devoraba cazadores ingleses allá en Rhodesia.
Nunca vi un león de frente o estuve en París. Tengo mis recuerdos y saudades, pero suelo reservármelas. Aunque hoy voy a confesar una, extraño el amanecer en Buenos Aires, desde alguna avenida que mire al río, caminando despacio y sintiendo cómo el viento fresco alivia la cabeza y borra, de a poco, las algas de la noche. No sé por qué lo de Gelman. O sí, tengo la impresión de que en el Río de la Plata suelen venir a morir esos vientos que soplan en París o en la sabana africana y creo que el poeta sabe de lo que estoy hablando.

lunes, 15 de junio de 2009

Ciencia Ficción.

Me gustan algunos libros de ciencia ficción. Tal vez no los que suele recomendar la crítica. Creo que, en esos gustos, se refugia el lector ingenuo que fui y que años de estructuralismos, sociologías y demás ciencias, desterraron. No reniego de mis competencias; pero releyendo esos textos me siento feliz. No son muchos, ni tan profundos y algunos son apenas la transcripción a literatura de los años de guerra fría. Por si le interesa a alguien: El día de los Trifidos, El hombre ilustrado, La máquina del tiempo, El hombre en el castillo, La guerra de los mundos, Crónicas marcianas, Retorno de las estrellas...

jueves, 28 de mayo de 2009

Maestros II

Tarde.
De Pedro Orgambide recuerdo tres libros. Creo que el primero que leí fue Pura Memoria, que forma parte de una trilogía (no de la mía), pero que lejos es el que más me gusta. O no. Buenos Aires, la novela, también me gusta mucho (es otro de los tres que recuerdo). Creo que uno es el germen del otro, o que la trilogía es, también, Buenos Aires, la novela. El tercero (de mi trilogía) es Historias con tangos y corridos, un librito de cuentos tan chico como sublime. Ahí está La murga, civilización y barbarie en clave de carnaval. Y claro, como él, estoy del lado de los bárbaros. Suelo usar el parqué de leña para el asado.
Leí mucho más de Orgambide, pero en mi tumba quiero a ésos; por si me da por levantarme y descubro que estoy muy viejo para andar, de pura envidia, asustando a los vivos.
No es una reseña, ni un ensayo, ni nada; así que no voy a analizarlos o cosa parecida. Pero sí voy a confesar que con ellos me pasa lo que pasa con las buenas historias, suelo enamorarme de algunas personajes y empatizar con otros.

martes, 29 de julio de 2008

Maestros.

Yo creo que Pedro Orgambide y Humberto Costantini me enseñaron a escribir. Nunca los vi en persona. Frente a frente. Uno murió antes de que yo me enterara de que existía y pasaron tres o cuatro años para que llegara, prestada, a mis manos una buena novela suya: De dioses, hombrecitos y policías, que una novia que tuve nunca me devolvió (entonces yo tampoco devolví) y otra me la consiguió otra vez por Corrientes (aún la tengo, jamás saldé mi deuda con quien me la prestó. PERDÓN). Fue un hermoso descubrimiento, Costantini, digo. Me gustó ese entrevero de simples mortales de Villa Urquiza y esos dioses griegos tan manipuladores, egoístas, celosos y conventilleros. Además, la sombra perversa y omnipresente de la peor dictadura. Ése fue el primero, después empecé a revolver librerías de viejo. Algunas ya no existen. Y fui consiguiendo En la noche, La larga noche de Francisco Sanctis (Bruguera los dos, esas tapas blancas con título y autor sobre fondo de color) y dos antologías del CEAL (tampoco existe, como las librerías ésas), bastante lindas, que tienen de todo un poco. No sé con qué quedarme de él (nunca voy a elegir nada para llevarme a una isla desierta, porque no hay islas desiertas, así que no me voy a obligar a recortar) Creo, sinceramente, que me quedo con todo lo que conozco y le apuesto varias fichas a los poemas de Cuestiones con la vida (los dos), que nunca pude conseguir completos y que nadie reedita.
Me parece que me gustan los ninguneados.
¿Cómo me enseñó a escribir? No tengo la menor idea. Tal vez tenga que ver con la dimensión que adquieren esos pequeños personajes que narra. Tal vez tenga que ver con ese registro cotidiano que usa, que se parece tanto al de los viejos del barrio en que crecí, que como algunas librerías, Costantini, el CEAL y el que yo era cuando cayó en mis manos De dioses hombrecitos y policías, no existimos más.
¿Falta Orgambide? Después.

lunes, 19 de mayo de 2008

Sólo los chicos

Las multinacionales de las comunicaciones salvan del hambre a los chicos de Latinoamérica.
Cientos de miles de personas en Buenos Aires y el DF se comprometen con la militancia social y, bailando al ritmo de Maná, Paulina Rubio y una larga lista de figurones con abultadas cuentas bancarias, salvan del hambre y la indignidad a los pibes de las villas miserias, favelas, cantegriles y cómo se llamen todos esos amontonamientos de ranchos y violencias, que cubren todas nuestras ciudades.
ALAS Y TODOS SUS CÓMPLICES HIJOS DE PUTA, MON CUL (intertextualizando con un poema que ya tiene como cuarenta años).
Si alguien tiene ganas, puede leer una buena nota de Pascual Serrano sobre el tema: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67603

viernes, 7 de marzo de 2008

París 68

Así es. Ya se cumplen cuarenta años del tan ¿rebelde? ¿revolucionario? ¿vanguardista?¿europeo? mayo francés. La idea es que alguno de ustedes agregue su adjetivo preferido.
Se acercan la nostalgia barata y derrotista, las notas en las medios, las entrevistas a impresentables como Cohn Bendict y la revolución que quisimos tanto. Yo tiré esa piedra, dirá Pierre. Yo leí a Marcuse, afirmará Marie. Éramos jóvenes y hermosos, recordará alguien que dejó de serlo hace mucho.
Yo (el que postea) rescato algunos grafitis. Algunas fotografías de barricadas (puro vouyerismo, lo mío). Y me hace mucha gracia que la Francia ilustrada y democrática tuviera (tenga) un regimen universitario digno de volterase con una reforma como la de Córdoba (la sudaca) de 1918.
Falta Bertollucci, qué se puede decir de su film, ¿malo? ¿ridículo? ¿superficial? ¿una mierda?. La idea es que alguno de ustedes agregue su adjetivo preferido.

jueves, 7 de febrero de 2008

Sobre los fines de la biografía

Mi relación de lector con Cortázar es bastante pendular. Cada tanto vuelvo sobre su obra, en el medio años... A veces me decepciono y otras me maravillo. Desde hace semanas, estoy releyendo sus últimos libros, tan denostados por LA CRÍTICA (entiéndase que las mayúsculas son sólo una ironía bastante pobre) Y creo que son los que prefiero. Será porque no me gusta la literatura prolija, será porque me resulta muy interesante la forma que adopta, en ellos, el vínculo entre el discurso literario y la realidad, será porque porque se puede ser revolucionario sin perder el humor, será porque a Vargas Llosa le gustan los otros.
Durante gran parte de enero, estuve recorriendo librerías buscando Julio Cortázar: la biografía, de Goloboff. No lo conseguí; pero sí encontré en la red una reseña bastante interesante, que se puede leer en el siguiente vínculo http://www.dartmouth.edu/~rcll/rcll57/57pdf/57resenas6.pdf y que hurga en los fines de la biografía. Porque, en definitiva, ¿tienen algún sentido esas biografías cronométricas? ¿o hablamos de otra cosa?